| | “El Pazo de Baión y sus tierras son una muestra constante de mestizaje, de diversidad y de complejidad, de complementariedad entre geografía e historia, naturaleza y artificio, pasado y presente, lo culto y lo popular, lo rural y lo urbano, la razón y la belleza, lo productivo y lo lúdico, la piedra y la vegetación, la tierra y el agua. En el apretado mundo de este pazo todo es esencia y rezuman naturalidad. Incluso aquellos aspectos más artificiales son rápidamente asimilados e integrados por el conjunto, hasta tal punto que todo en él, incluso las potentes edificaciones o los muros de piedra que contiene, parecen estar arraigados en la tierra y brotar de ella con la naturalidad con que lo hacen las flores silvestres. A lo largo de este trabajo, que ha durado casi tres años, he implorado constantemente ayuda a la inspiración preguntándome una y otra vez qué podía hacer yo para llevar a buen puerto este proyecto, y una y otra vez llegaba inevitablemente a la misma conclusión: mi papel aquí debía ser más el de un artesano que recupere, que reponga, que componga, que ponga en orden, que restaure y de sentido a lo existente, que el de un artista que iniciara, partiendo de cero, un nuevo proceso, dejando atrás olvidada la riqueza acumulada con el tiempo. Una y otra vez intuía que mi actitud debía ser algo semejante a la de un artesano que hace su trabajo de recuperación y restauración pero no renuncia a introducir nuevos conceptos sin olvidar y respetando lo bueno del pasado, no renuncia a la actualidad, al futuro y a la utopía”. César Portela |