«El emplazamiento de Toba resuelve la distribución. La pendiente hacia el sur, con un bancal central de 4m de altura, la visión de la ría, la vegetación de castaños y robles, uno de ellos centenario en el centro… son el ambiente que la casa recoge y que en cierto modo ayuda a mantener. El garaje separa los espacios habitables de la vía rodada. Define un patio y establece a partir de él una primera crujía longitudinal en la que se sitúan los elementos de servicio, filtro. Realmente es su cubierta, inclinada con la pendiente, la que al remontar para obtener mejores vistas y luz, crea la casa, con el salón, la cocina y el estudio, uno tras otro separados por grandes puertas correderas con la idea de nave, de espacio único orientado hacia el sur y con salida a una terraza que recorre todo el frente de la fachada.

Debajo, semienterrada, se sitúan los dormitorios, abiertos hacia el sol y también con una terraza de lado a lado que se prolonga en el jardín.
Frente al gran árbol, la fachada sur se le aproxima como una gran boca que intenta devorarlo, incorporarlo como protección y ambiente estacional. Se apoya en el talud, esculpido con recorridos que son marcas de un ritual de paso que siempre rodea el tronco, el centro, la casa.

Los cuatro habitantes la han invadido, interpretado, metiéndose entre la madera, jugando en el suelo. No importan los objetos ni los artilugios, simplemente se han deslizado por ella como por un tobogán» Creus e Carrasco