| | “Vosotros mismo sois la ciudad. Allá donde decidáis asentaros nacerá la ciudad; son los hombres, no los muros, los que forman la ciudad”. Nicias a los atenienses en las playas de Siracusa. Podríamos afirmar con Nicias que la ciudad son sus ciudadanos, pero los ciudadanos son personas, y algo que distingue al hombre de otras especies animales, tan capaces o más que la nuestra para construirse su cobijo, es la capacidad de habitar que poseemos y de disfrutar el espacio habitado como horizonte, tanto o más que como refugio. Otra de las características intrínsecas del ser humano es su diversidad y su complejidad. Por ello es necesario tener presente el factor escala, y pensar que una ciudad es tanto más habitable cuando ofrezca una gama más variada de espacios diferentes, por su localización, configuración, y escala, para satisfacer la diferente demanda de sus ciudadanos, según la hora del día, el momento del año, las necesidades y el estado de animo de cada uno. Por eso, a los ciudadanos que estrenan estas casas sociales de Belvís en régimen de alquiler me atrevo a pedirles que cuiden y disfruten sus alcobas, sus salas, sus servicios. Pero también sus escaleras, sus portales y soportales, el parque, los jardines, las flores y los árboles que en ellos crecen, sus bancos, sus pérgolas. En definitiva, que cuiden y disfruten su ciudad, porque es suya y de sus conciudadanos, y también de sus hijos y de los hijos de sus hijos. Que la consideren un bien público, un patrimonio social, y con ello contribuyan a hacer realidad aquella clarividente idea de ciudad, “son los hombres, no los muros, los que forman la ciudad” que apuntaba Nicias y con la que arengaba a los soldados atenienses en las platas de Siracusa hace ya unos cuantos siglos». César Portela |