| | Un proyecto de oficinas y un almacén dentro de una parcela de un polígono industrial, como casi todos más bien desabrido. El cliente expresó con claridad sus deseos: “ya que nos vamos a pasar aquí la mayor parte del día, hagámoslo al menos en un sitio agradable”, tan lógico como poco habitual. Nuestro trabajo consistió en intentar conseguir esa atmósfera requerida: el edificio se desvincula al máximo de los lindes impuestos por la normativa para rodearse de un jardín al que se abren las zonas de reunión y oficina, la forma se va generando mediante la unión de varias salas, de diferentes tamaños y altura que se van conectando en sus extremos, resultando hacia el exterior una construcción quizá más doméstica que industrial. La manera de construir busca participar también de esa calidez ansiada: muros de hormigón que se dejan vistos hacia el interior de las salas y se protegen por su cara exterior con aislamiento térmico y enfoscado, forjados prefabricados de hormigón cubiertos parcialmente por techos flotantes de viruta de madera que actúan como acondicionador acústico, suelos de estera de coco y carpinterías y mobiliario realizados en cedro de brasil, todo ello ayudó a conseguir el fin propuesto por nuestro cliente: no llevarse el trabajo a casa sino por el contrario intentar llevar la casa al trabajo. José Valladares |